Esa noche que bailamos...

A pesar de olvidar todo lo que alguna vez significaste para mí, me gusta recordar aquellos momentos en los que sonreías con mis detalles. No había otra cosa que mejor pudiera disfrutar. Es lo único que extraño, sentirme así...

Una de esas noches en las que daba cualquier excusa a mis padres para pasar la noche a tu lado, entre tanto que hacíamos coincidió en la lista de reproducción de mi laptop "In the Times I've Been With You" de Seo Taiji, tal vez la canción perfecta para ese momento.

Sin siquiera esperarlo, te tomé de la cintura, te paré sobre mis pies y subí la mirada para ver tus ojos, me sonreíste y comenzamos a bailar. Estaba tan enamorado de ti...

Palabras que salvan vidas...

Justamente en uno de esos tantos momentos en los que suelo perder el foco -lo cual últimamente tiende a agudizarse en sobremanera- llega este video a mi vida.



Dios hace lo suyo, nada pasa por accidente ni por coincidencia. Le doy gracias a Él por darme las fuerzas para seguir con vida y seguir adelante.

De futbol

Camino a la facultad desde mi departamento
Impuntual
Nuevamente
Como de costumbre
Rehuyendo de los problemas siempre latentes en mi conciencia
Camino a un lado de esa prestigiosa secundaria
Aquella que da hacia una de las avenidas principales de la ciudad
Y como es de pensarse
Suma a la personalidad un valor agregado
Más que una aportación a la educación del escuelante

Sin más
No fue tanto lo anterior lo que llamase mi atención
Ni la escuela
Ni la avenida
Sino un chico que jugaba futbol
A tan solo unos minutos de entrar a clases

El futbol
Por fortuna
O por desgracia
Nos une a todos
O nos separa del resto

Jamás he sido de futbol
Mas solamente por la típica euforia de los mundiales
Aquella que nos invade en la primaria
Y nos hace querer apoyar a nuestra selección

He de admitir
Nunca fui gran jugador
Nací con una configuración ligeramente diferente en la cadera
Suficiente para privarme de las cascaritas callejeras
Y de casi cualquier deporte
Por ende siempre he sido una piedra

Recuerdo aquellos recreos durante mis primeros años
Donde no hacía más que corretear a los que jugaban
No logrando alcanzar el balón siquiera
Y una vez entre mis pies
Estos evidenciaban su completa torpeza

Era frustrante
Como el resto de mi vida

Dios bendiga a la afición

¿Dónde acaba esto?

Dicen por ahí "después de la tormenta llega la calma"; ¿cuántos años más de tormenta ininterrumpida debo pasar para obtener la tan prometida recompensa?

Por desgracia o por suerte, soy por naturaleza a lo que todos llaman "buena persona", lo cual siempre me ha acarreado problemas en la vida, los cuales se vuelven más nocivos con el pasar de los años; mi padre solía aconsejarme "nunca te canses de hacer el bien", sin embargo, ha llegado el momento en que he comenzado a flaquear. Constantemente ansío ser egoísta, siquiera así tener un poco de felicidad...

Desde los eventos que se han ido suscitando desde hace poco más de un año, abruptamente me he ido alejando de la gente, algunos no recuerdan ni mi rostro ni mi nombre; le he comenzado a temer a las personas. No quiero que nadie me lastime.

¿Dónde acaba esto?